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Explicación

Hisatlas: explicación por Joaquín de Salas Vara de Rey

APUNTES PARA UNA CARTOGRAFÍA DE LA HISTORIA DE LOS PODERES CONSTITUYENTES

La historia de las organizaciones políticas se puede resolver siguiendo la evolución de los siguientes principios y sujetos constituyentes:

1. PODERES REALES (“Royalty Puissances”). Han sido hegemónicos en la constitución de las sociedades políticas a lo largo de la historia de acuerdo con el principio monárquico y, en consecuencia, cualquier manual de historia o atlas histórico permitiría seguir su evolución. No forma parte por ello, del presente proyecto kratográfico.

2. PODERES COMUNALES (Confederales y/o republicanos). Son el objeto privilegiado del proyecto kratográfico, que vendría a dar cuenta de esa corriente subterránea de la historia, apenas tratada en los manuales de historia, en la que los sujetos libres se autoconstituyen políticamente. En la evolución de dichos poderes se podrían establecer dos etapas:
2.1. Etapa comunal, propiamente dicha, que comprendería la Fenicia mercantil, pese a la forma monárquica de gobierno que adoptan sus ciudades; la Grecia de las poleis; la Roma republicana; los “vorthings” islandeses; las Ligas comunales y las Repúblicas mercantiles y marítimas italianas; los pactos perpetuos de ciudades y valles suizos; la red de Ciudades imperiales o mercantiles de Alemania (Hansa) ó las Juntas y Merindades vascas y del norte de España.
2.2. Etapa provincial, que representa un paso intermedio entre el ámbito reducido de la comuna y la del moderno Estado. Se citan aquí los Estados Generales de las Provincias Unidas de los Países Bajos; el papel preponderante de los condados en la configuración parlamentaria del sistema político inglés o el mismo papel, pero reducido, de las provincias representadas en las Cortes de la Monarquía hispánica a través de las ciudades con representación reconocida, y por fin, los “townships” y Estados de Nueva Inglaterra.

3. PODERES REPUBLICANOS. El principio de “unión republicana” ya no circunscrito a un ámbito territorial reducido y sin necesidad de una previa nación, triunfa en América. En los Estados Unidos en primer término y en el proyecto emancipador de Cabildos y Diputaciones provinciales de América Latina más tarde.

4. PODERES NACIONALES (el Estado-Nación y el principio nacional). Con la Revolución francesa se instaura la nación que anula de un solo golpe el protagonismo de la Corona y de las ciudades en la formación de las organizaciones políticas. Caben distinguir las siguientes fases:

4.1. Fase Imperial, que se concibe en un doble plano:
4.1.1. El núcleo europeo inaugurado por el Imperio napoleónico, que supuso la perfección de la revolución francesa; el Imperio británico construido mediante la aplicación del “indirect rule”, que también se practica en el Imperio colonial neerlandés, y los Imperios coloniales francés y alemán de fuerte centralismo metropolitano y puramente administrativo. África, Arabia y el Pacífico serían los ámbitos territoriales sobre los que se desplegó el Imperialismo europeo.
4.1.2. La periferia imperial. Con el Imperio Otomano, el Chino y el Japonés y, en menor medida el Persa, como ejemplos de estructuras políticas antiguas que se modernizan y se dejan asimilar al modelo europeo a finales del siglo XIX y principios del XX.

4.2. Fase Nacional (Estado-Nación). La unificación política de la nación alemana y de la italiana en el siglo XIX, entendidas como identidad política en torno a una lengua, una raza, una cultura o una religión se transmite como modelo a toda Europa y luego a sus imperios. La historia del Imperio Austro-Húngaro y de los Balcanes es la del esfuerzo por ser Nación con aspiración de Imperio (es el caso de Serbia o Bulgaria) de cada etnia liberada de viejos imperios.

4.3. Fase Estatal. La exaltación del pueblo o de la nación en torno a la institución estatal, y la consideración de ésta como forma perfecta y total de gobierno de los asuntos concernientes a la clase o a la etnia, originaron los dos modelos más rigurosos de control social y vigilancia ideológica de todos los tiempos: la Rusia socialista y la Alemania nacional-socialista, ambos, Socialismos de Estado o de Socialización del Estado al servicio hipotético de la clase o de la etnia pura.

Con el proceso de independencia de las colonias europeas siguiendo el principio nacional se concluiría este proyecto kratográfico, quedando abierto e irresuelto el modo en el que en el futuro se organizarán y constituirán políticamente las colectividades humanas. La nación ya no es referencia sino residual del principio constituyente y la comuna parece que no es marco suficiente para hacer una historia que se está desplegando de manera global.